Los productores sardineros insulares sostienen que la fanea pesquera local la realizan con conciencia conservacionista y responsable. / Foto: SOPHIA HERNÁNDEZ

23 Oct, 2017 | En tiempos de dificultades económicas, sobre todo por carestías y altos costos que restringen la capacidad monetaria para acceder a alimentos proteicos, en la isla de Margarita se echa aún mano de un producto marino inigualable y de bajo precio como lo es la sardina. Los sectores involucrados en la captura, comercialización y reglamentación de esta especie coinciden en que para mantener dicho repunte, debe permanecer vigente la veda de este recurso, la cual entra en vigencia el primero de diciembre y finaliza el 31 de marzo de cada año.

Leo Walter González Cabellos, del Instituto de Investigaciones Científicas de la Universidad de Oriente en Boca del Río, está de acuerdo con esos períodos de veda e incluso recordó que luego de tiempos de gran producción, las capturas habían disminuido de manera considerable, lo cual se revierte actualmente.

-Recordemos que se han dado situaciones que afectan la pesquería no solamente de la sardina, sino de todas las especies que se capturan en Nueva Esparta. En épocas ha disminuido por diferentes causas, entre éstas la sobreexplotación del recurso, los cambios climáticos (la sardina es de aguas frías) y la otra son los mercados.

Con respecto a este último punto, señala que se dan casos de pescados que proliferaban en los mercados y que ahora están escasos y a precios exorbitantes como por ejemplo, el tahalí, llamado comúnmente “tajalí”, y eso es porque tiene demanda para exportación hasta ubicarse a 40 mil bolívares el kilogramo.

-Es una cuestión de oferta y demanda -indicó el docente universitario-.

También como referencia, apuntó que hace algunos años, cuando se cayó la pesquería de sardina en Brasil, que es la misma especie, aun cuando la llaman Sardinella brasiliensis, los cariocas vinieron a comprar en bloques congelados de 25 kilogramos; entonces se incrementó la demanda y, por ende, la sobre explotación, a la par de la producción que era solicitada para las empresas enlatadoras en el oriente del país.

Se dio el caso que las artes de pesca fueron requeridas de mayor tamaño, se introdujo en Sucre en mayor cantidad las “máquinas de argolla” y la idea de todos fue aprovechar los buenos precios y solicitudes del mercado.

Todo eso incidió en que bajara la pesquería.

"Hace algunos años hubo disminución de capturas, debido a la sobre explotación y hasta los cambios climáticos, porque la sardina es de aguas frías”, destacó González.

Mantener la veda

El productor sardinero Nerio Rafael Salazar coincide con mantener la veda, a pesar de quienes abogan porque las capturas se mantengan durante todo el año, lo cual a todas luces no es recomendable, según el dirigente.

Indicó que en la actualidad existen 58 productores sardineros, quienes estaban muy desanimados en los últimos tiempos, pero que ahora se activan gracias al repunte de la producción.

Si bien es cierto que entre los años 2002 y 2004 hubo récord de captura con más de 200 mil toneladas anuales, luego vino el declive y se observaron tristes resultados en la región, al punto de registrar apenas de seis a cho mil toneladas anuales.

-Gracias a Dios y a nuestra Virgen del Valle, ha mejorado la captura y este año es posible que cerremos con más de 20 mil toneladas en el estado Nueva Esparta, y de hecho por estos días ha entrado buena sardina a La Isleta con caladas de 400 toneladas.

Los productores neoespartanos usan como arte de pesca los llamados trenes (redes), los cuales por lo general son de 10 brazadas de alto (12 a 13 metros) y de 300 brazadas de largo. Son artesanales y eso garantiza una pesca responsable y sostenible.

En cambio, Salazar reiteró la crítica a sus similares del estado Sucre, porque persisten en utilizar artes más perjudiciales, como los llamados “trenes de argolla”.

"Lo más lamentable es que el tema ha sido lo suficientemente debatido y las autoridades que rigen la pesca y la acuicultura no toman las decisiones necesarias para colocar a esa práctica", agregó, con el sempiterno reclamo de no ser oídos. Mientras, se disfruta de una sardina que si bien abunda, paradójicamente no tiene suficientes empresas procesadoras ni enlatadoras que las adquieran.

"Actualmente son 58 los productores sardineros, quienes estaban muy desanimados en los últimos tiempos, pero que ahora se activan gracias al repunte de la producción”, resaltó Salazar.